Nyc Slideshow: Szarlotka’s trip to New York City was created with TripAdvisor TripWow!
martes, 13 de noviembre de 2012
miércoles, 29 de agosto de 2012
Partículas (una historia de mierda)
Lo eligió entre todos. Aunque parecían iguales ella quiso quedarse con él, con uno del montón. Por algún motivo lo prefirió. Primero una caricia. Después otra. A él se le estremeció la piel. Nunca se había visto en manos de una mujer. Nunca lo habían tocado de esa manera. Ella transpiraba hambre. Lo mordió sin piedad. Lo despedazó.
Él le mojó la boca con su sangre perfumada. Resbaló y cayó a un túnel sin salida. Desembocó en la bolsa húmeda de una habitación irregular. De las paredes brotaba ácido. Intentó armar el rompecabezas de su cuerpo destrozado en un puñado de fibra amorfa.
Desembocó en una cañería sinuosa y cubierta de pelos. Un engranaje de cepillos lo arrastró. Poco a poco su cuerpo se descompuso. Se deshidrató. Se convirtió en una masa compacta. Su propio olor le dio náuseas.
Tormenta. Truenos. Y al fondo un halo de luz. Asomó la cabeza. Entonces supo que sería el fin. Le habían advertido sobre la muerte, pero pensó que sólo alcanzaría a los otros.
Ella se sienta en la silla con fondo de agua. Él no reconoce su propia imagen reflejada en un lago sin narcisos. Ella empuja. La compuerta se abre. De par en par. Ella sigue empujando. Él se resiste. Se prende a las paredes. Pero ella es más fuerte. Pronto lo expulsará. Él caerá al agua. Ella apretará el botón.
Y él será partículas.
miércoles, 20 de junio de 2012
Inmune
Ya no más ronroneos
Me arranco el cascabel del cuello
Abro las fauces
Rujo
Me repliego y pliego los párpados
Te repelen mis ojos de papel glacé
Espían por la cerradurra del candado
La combinación sinuosa
Indescifrable
Camino a una oscuridad transparente
El cascabel serpentea en mi espina
Hasta el extremo
Sonajero ponzoñoso de colmillos cerrados
Signos de interrogación en bocas sin respuestas
El veneno sabe a poción
Mágica o mortal
Escupirlo todo
Vomitarlo todo
Y verse a uno mismo
Con los ojos espejados
Esmerilados de lágrimas no lloradas
Pupilas asombradas de luz
De paz inusitada
Y el cascabel latiendo en el pecho
Es tiempo de mirar al sol
domingo, 3 de junio de 2012
Subterráneo
Ella se deja llevar por el chirrido de las ruedas, el olor a gente, el hollín. No le importa viajar parada. El subte con su andar tranquilo es ideal para leer. Se acomoda en un rincón. Se sujeta con una mano, y con la otra sostiene un libro. Un cosquilleo le recorre la palma de la mano, la misma que aprisiona la manija que no la deja caer cuando el subte frena. Un cosquilleo eléctrico. Sus propios músculos suelen generar pequeños espasmos de corriente.
Jamás se le ocurriría pensar que ahí mismo, donde ella esta parada, y sujeto de la misma manija que ahora ella acaricia con la punta de los dedos, ahí mismo un señor que leía un libro encontró la muerte súbita en ese mismo rincón.
Ella se agarra con fuerza, y ahora el impulso eléctrico es una puntada. Se suelta sin comprender qué ha sucedido. Sacude la mano. Mueve los dedos. Se apoya contra la puerta y sigue leyendo. A la próxima frenada vuelve a sujetarse y esta vez se le cierran los ojos y lo ve. Es un hombre joven, bien vestido, de aspecto saludable. Lo ve llevarse las manos al pecho, lo oye toser, temblar, desmoronarse.
Abre los ojos. No sabe cuanto tiempo pasó. Tendida en el andén, la gente parece más grande. Y el tren se aleja dejando una estela de peces y gaviotas.
Al final del túnel, la luz huele a rosas.
Jamás se le ocurriría pensar que ahí mismo, donde ella esta parada, y sujeto de la misma manija que ahora ella acaricia con la punta de los dedos, ahí mismo un señor que leía un libro encontró la muerte súbita en ese mismo rincón.
Ella se agarra con fuerza, y ahora el impulso eléctrico es una puntada. Se suelta sin comprender qué ha sucedido. Sacude la mano. Mueve los dedos. Se apoya contra la puerta y sigue leyendo. A la próxima frenada vuelve a sujetarse y esta vez se le cierran los ojos y lo ve. Es un hombre joven, bien vestido, de aspecto saludable. Lo ve llevarse las manos al pecho, lo oye toser, temblar, desmoronarse.
Abre los ojos. No sabe cuanto tiempo pasó. Tendida en el andén, la gente parece más grande. Y el tren se aleja dejando una estela de peces y gaviotas.
Al final del túnel, la luz huele a rosas.
domingo, 27 de mayo de 2012
Nicolás Barrasa presenta su primer libro: La verdad acerca de los enanos de jardín
Miércoles 6 de junio, 18.30 hs en la Biblioteca Nacional, Agüero 2502, C.A.B.A.
Acá podés leer algo de Nicolás http://nicolasbarrasa.blogspot.com.ar/
martes, 20 de marzo de 2012
Los de rulos tienen más onda que un minimarcador
Él quiso hacerme creer que los de rulos tenían mas onda, pero yo sabía que no. Si uno le hace caso a esas cosas superficiales, qué pasa si un buen día el pibe se queda pelado. Además, eso de tener rulos y onda es redudante, y a mí no me gustan los hombres que redundan. Por eso me compré un marcador, de esos chiquititos como mi agenda, y taché su numero de teléfono.
Porque pasa lo siguiente: las mujeres somos medio pelotudas, y aunque decimos que no, por ahí después nos arrepentimos y nos dan ganas de llamarlos. Entonces mejor estar preparada. Pero ese minimarcador del orto, en vez de tachar el teléfono, lo resaltó
Y así un día terminé, aburrida, sin tener con quién salir, y adivinen qué hice. Sí, salimos a tomar algo. La verdad es que el pibe merecía una oportunidad. Tenía onda, a pesar o a causa de sus rulos. La cosa es que terminamos enredados. Bueno no.
La cosa es que el pibe tenía onda, pero por alguna razón, no volvió a llamarme. Bah, volver a llamarme no, porque en realidad él nunca me había llamado. Ni siquiera me había pedido el teléfono. Tal vez por eso yo nunca borré el suyo. Porque sabía que tarde o temprano, tendríamos que vernos, para comprobar que hasta el hombre con más onda es un pelotudo.
domingo, 12 de febrero de 2012
Animal
Como el cuco
Usurpaste mi nido de espejo
Y una vez despojado
volaste hacia un árbol de sol
Como un tigre sediento
Desgarraste mi carne de insípida presa
Y hoy comés de otro plato que sabe mejor
Como un gato mimoso
Ronroneaste al principio
y al final
Te crecieron cien garras bajo la piel
La misma piel que acaricia otra piel
Como el ruiseñor
Cantaste Coltrane y Fritz Lang y Chagall
Pero tus plumas se vistieron de cuervo
Fuiste silencio negro entre dos manchas
Como el escarabajo
Te nombré amuleto, sagrado y venerado
Y arrastraste a mi hogar tu pelota de estiércol
Como la serpiente
Me encantaste estrangulaste y ponzoñaste
Y aunque intente olvidarte
Tus cascabeles aún suenan en mí
Y en ella también
Como un pez
Me miraste sin parpadear
No hubo anzuelos ni redes
Nadamos por agua dulce y salada
Y nos ahogamos en un estanque de barro agrio
Como la marmota
Te incubaría en mi vientre marsupial
Te pariría mil veces hasta que logres renacer
Te arroparía en un manto carmesí
Tan sólo si pudieras sangrar como un animal
Tan sólo si latieras dentro mío
Habría una luz
Al final
martes, 7 de febrero de 2012
Blue
Surcada por corrientes de agua salada descubre mi piel craquelada por tu ausencia.
Marco marchito de mis ojos ensombrecidos.
Labios sinceros, sin besos y sin versos.
La boca me miente sonrisas sin rosas.
Nariz cartapesta que arrastra el torrente.
Y en el pelo mojado: calas, crisantemos y gladiolos.
Ya casi...
Cae la máscara.
Soy azul.
jueves, 26 de enero de 2012
Europa
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