Augusto abrió una caja de fósforos y descubrió que estaba llena de escarbadientes. Decidió sacarse la comida de entre los dientes, pero tan pronto comenzó a escarbar sintió un chispazo en la boca y la cabeza se le prendió fuego. Con los ojos cerrados metió la cabeza debajo de la canilla. Un aroma fresco y picante despertó su curiosidad. Abrió los ojos y vio que no salía agua, sino guacamole. Planificando una cena mejicana llenó un balde y corrió a comprar nachos. Pero cuando abrió la bolsa de nachos, estaba llena de hojas de laurel. Pensó en ir a reclamar al supermercado. Antes hizo cuentas y llegó a la conclusión de que había salido beneficiado. Pero, qué haría con tanto laurel. Entonces se hizo una corona, y orondo salió a lucirla por el barrio.
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5 comentarios:
Genial!
Me encantó.
Muy ingenioso e hilarante cómo vas hilando la trama.
Marcela, Irene, gracias chicas por los comentarios.
Un poco de delirio para compensar las historias bajón que me caracterizan.
Besos a las dos.
muy buena forma de expresar humor, sin ser crítico, no es difícil "sentir" cuando algo cumple su objetivo.
Bien.
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