miércoles, 3 de marzo de 2010

Peepshow (extracto)


Subieron por la Rue Lepic. Una llovizna constante había dejado las calles desiertas. La chica debió sentirse intimidada por el taconeo de Sulpice, porque poco a poco apuró el paso. A su vez Sulpice sintió en la espalda lo que de un primer momento creyó era el eco de sus propios pasos, pero un denso olor a habano le dio la certeza de que alguien venía detrás de ella. Las pisadas avanzaban a la carrera. La chica dobló en la Avenue Junot. Sulpice estaba tensa, y llevaba los puños tan apretados que las uñas quedaron marcadas en la palma de las manos. Se detuvo para sacar el inhalador y aspiró profundamente, mientras se daba coraje diciéndose a sí misma que quien venía atrás debía ser alguien que llegaba tarde a algún lugar, o que intentaba guarecerse de la lluvia. Los pasos le retumbaron en la nuca y un escalofrío la recorrió, pero respiró aliviada cuando el hombre le pasó por le costado. La lluvia se hizo más densa, y entre los bocinazos que venían del Boulevard de Clichy, le pareció oír un grito. Se detuvo y dudó si seguir o volver atrás, pero la curiosidad fue más fuerte. Los gritos venían del Passage de Rocher. Sulpice se agazapó en la entrada y esperó. Se oyeron sonidos de forcejeos. Minutos después, el hombre salió caminando a paso tranquilo, y se perdió en la Rue Lepic. Sulpice respiró aliviada y salió de su escondite. Aunque no pudo verle la cara tuvo la certeza de que era el mismo hombre del habano que había aprendido a reconocer cuando hacía sus recorridos en la zona. Entró al Passage de Roches y vio a la chica tendida entre las plantas, con un alambre en el cuello. Junto al cadáver el humo del habano se extinguía con la humedad de la lluvia. Sin saber por qué, lo recogió y lo guardó en la cartera.


1 comentario:

Flor de Ceibo dijo...

Suspenso policial...esperamos la continuación.
Por los escenarios se nota que sos una viajera...
Besos