sábado, 16 de enero de 2010

Astrakan





De sus bebés les quedó: un hueco en la panza, las tetas llenas de leche, y el eco de sus voces chillando de dolor. Un día los dueños de la estancia visitaron el establo. Entonces, en el abrigo de la señora, las ovejas reconocieron la piel de sus hijos.




3 comentarios:

Diana H. dijo...

Pobre ovejita! Triste tu micro. Más aún con esa imagen tan tierna que lo ilustra. Menos mal que nos queda la estación Esperanza:)
Gracias por visitar mi sitio, me gustó leerte.
Saludos.

Anónimo dijo...

tu micro de muestra que el hombre aún sigue siendo primitivo, apesar de todo el avance tecnológico que hay.

besos
sly

Szarlotka dijo...

Luzdeana, muchas gracias por pasar y por tu cálido comentario.
A mí también me gustó leerte, así que seguiré paseando por tu blog.
Saludos


Sly, gracias por tu comentario. Si la peletería fuese lo único primitivo en el hombre... Tenemos tanto que aprender.
Beso grande