miércoles, 9 de diciembre de 2009

Confusión

Estaba yo en Londres en viaje de placer, cuando al entrar en mi habitación advertí que en la bañadera yacían los cadáveres de unas cucarachitas bebés. Corrí escaleras abajo e intenté sentar precedente en la recepción, y hete aquí el malentendido que nos ataña:
Yo no sabía decir “cucaracha” en inglés, y el conserje, con un marcado acento alemán, no pudo entenderme.
- Buenas tardes - dije arrimándome al mostrador, - hay un insecto en mi habitación.
- ¿Cómo que hay un insecto? ¿Está segura?
- Sí, acabo de verlo. No sé como decirle, no sé como se dice en inglés. Una araña no es.
- ¿Entró cuando Usted abrió la puerta o ya estaba adentro? - preguntó con expresión tensa.
- ¿Qué? - no tardé en darme cuenta de que no me entendía - No, no. Es un insecto. Lo encontré ahora.
- ¿Pero entró con Usted? - insistió.
- No, ya estaba adentro.
- ¿Y escapó?
- No, está en la bañadera.
El hombre gesticulaba con las manos y se lo notaba agitado. - ¿Cómo que está en la bañadera?
- Sí, no sé... cuando me fui no estaba. Debe haber salido ahora.
- ¿Y cómo es? - preguntó.
- Ya le dije, es un insecto. Es negro, brillante, y mucho más grande que una araña.
- ¿Pero Usted lo conoce?
- No… Mire, en realidad son varios. Deben haber salido por la cañería - respondí mientras pensaba en volver a la habitación para abrir la canilla y olvidarme de todo.
- ¿Cómo que son varios? ¿Pero cuánto hace que están ahí?
- Ya se lo dije, cuando me fui no estaban. Deben haber salido cuando fumigaron – respondí, y con la certeza de que el hombre se pondría aún más nervioso agregué - no se preocupe, total están muertos.
- ¿Muertos? - exclamó con cara de horror. - ¿Cómo que están muertos? ¡Voy a llamar a la policía!
Aunque nunca terminó de entender de qué le hablaba, logré disuadirlo y colgó el teléfono. Al menos tuvo la delicadeza de mandar a alguien a chequear la habitación.

1 comentario:

Lisola dijo...

Gracias, Szarlotka, por pasar por mi blog y dejarme tu amable opinión. Sigo cuando puedo tus relatos y me gustan, estan vivos.

Un abrazo desde Madrid.

Lisola.