martes, 16 de junio de 2009

Feriado




El otoño era la mejor época para disfrutar del paisaje de la Agronomía. Algunos árboles ya no tenían hojas, otros se pintaban de rojo y amarillo, mientras que los pinos permanecían verdes. A ella le gustaba ese lugar. Decía que el perfume de la tierra y el canto de los pájaros la ayudaban a pensar. Bajó la cabeza. Desde el puente las vías eran fósforos encauzados en un suelo de carbón. Jugó a contar los durmientes. Iba por el número cincuenta y tres cuando un niño le hizo perder la cuenta.
- Pará un poco Rodrigo. Casi atropellás a la señora.
- Perdón papá, no me dí cuenta...
- Pero tenés que prestar atención. Mirá si lastimás a alguien...
- ¡Te dije que no me di cuenta! - gritó el niño. Luego se bajó de la bicicleta, agachó la cabeza, se cruzó de brazos, y dio un pisotón.
- Disculpe señora, es que el nene está pasando por un momento difícil.
Ella permaneció inmóvil, con un codo apoyado en la baranda, la cabeza reclinada sobre el puño, y los ojos clavados en las vías. La mano que le quedaba libre la usaba para hacer dibujos en el aire con el dedo índice. La voz del hombre le molestó, y giró el torso para darle la espalda. El niño arrastró el pie, y esbozó otra patada que no se animó a dar.
- Portate bien porque no te traigo más.
- Mirá cuánta gente - dijo el niño señalando el andén - ¿Por qué si es feriado hay tanta gente?
- Porque aprovechan para hacer cosas que no pueden hacer cuando trabajan.
- ¿Y por qué salen tarde?
- No salen tarde, es que en invierno oscurece temprano.
Las voces ya no la molestaban y se sorprendió al sentirlas parte de un todo; como en casa, cuando encendía la televisión para hacerse de comer. Retomó el conteo de los durmientes. Los últimos rayos de sol apenas le entibiaban la piel, y el viento la despeinaba, pero parecía no importarle. Repasó con la mirada cada detalle de la estación: el andén sumergido en un colchón de hojas de plátano, la gente que lo recorría de punta a punta escapándole a la sombra, frotándose las manos, fumando un cigarrillo.
- ¿Entonces vamos a llegar de noche?
- De noche no. Igual nos tenemos que apurar.
- ¿Vamos a toda velocidad?
Le pareció que el tren nacía del horizonte: un haz de luz que sería bola de fuego al estrellarse contra sus ojos. A pocas cuadras se divisaba el paso a nivel. La campana fue música, y las barreras bailaron y se fundieron en una reverencia.
- No, a toda velocidad no. Vamos tranquilos que la bici es nueva y estás aprendiendo a andar.
- ¿Qué es ir a toda velocidad?
- Es ir lo más rápido que se puede. Mirá, ahí viene el tren. Va a toda velocidad y frena en la estación.
A medida que el tren se aproximaba, la gente que estaba en el andén se preparó para subir. Los padres tomaron a sus hijos de la mano, los trabajadores recogieron sus bolsos, y los enamorados se desanudaron.
- ¿Y ahora sale a toda velocidad?
- No, si sale a toda velocidad se rompe. Es como un auto, arranca y…
- Como la bici, o la hamaca…
Una vez más perdió la cuenta de los durmientes, pero no le importó. Se sintió invisible e invencible. Pasó una pierna hacia el otro lado de la baranda. Luego la otra. Se sujetó con las manos por detrás de la espalda, e inclinó el torso hacia adelante, como un mascarón de proa.
- ¡No! - gritó el hombre, pero su voz se perdió entre el chirrido de las ruedas.
- ¿Por qué el tren frenó así?
- No sé…
- ¿Se rompió?
- Creo que sí. Vamos, que mamá debe estar preparando la leche.


4 comentarios:

Szarlotka dijo...

A ver si ahora se entiende...

Y si, tenía un serio problema. Espero haberlo corregido.

Esto pasa por publicar sin antes dárselo a leer a alguien.

**VaNe** dijo...

snif snif...
claro que se entiende...
es una temática que a mí en lo particular me toca muy profundo...
y por otro lado, el texto en sí, me gustó muchísimo, el manejo de los tiempos y los lugares, las descripciones. Ví todo el relato.
Grande Szarlotka!

Szarlotka dijo...

¡Gracias Vane!

Tuve que hacerle algunas modificaciones, porque lo imaginé cinematográfico, y los planos, al estar (mal) escritos, no quedaban claros.

Me tranquiliza saber que ahora sí se entiende.

Un beso

Agostina Cánova Kuessner dijo...

Pero claro que ahora se entiende mujerrr!! Es hermoso lo que escribiste, ese juego con el diálogo y los narradores de escena y el omnisciente tan cercano a la cabeza y el sentir de la protagonista... Me recordó a Virginia Woolf, leíste algo de ella? Es sencillamente brillante, pero es una opinión muy personal, jeje..
Aprovecho para felicitarte por tu voz. No te había escuchado cantar hasta ahora, y vi el video de YouTube.. sin palabras, encima interpretaron "Summertime"...! Con lo que me gusta el Jazz!! Que lástima habérmelo perdido, espero poder verlo alguna vez en vivo, tenes una voz muy buena y potente (no sé si cantarás otros géneros, pero es perfecta para Jazz).
Saludos!!